La Tierra Zuliana, apegada a su arraigo, se oye, se habla y se canta en los rincones más insospechados de nuestro territorio nacional, por donde la veamos es arte de manos, cultura de esquinas, universo urbano, turismo con fervor, así es el maracucho de sangre buena, de la espesa. A Maracaibo la conocemos como la segunda ciudad más importante del país, tanto así que los maracuchos la llaman de forma jocosa: La República de Maracaibo.
Comencemos nuestro periplo en Maracaibo: deben ir bien frescos, con ropa clara, zapatos de goma y cámara en mano. Encontrarán una ciudad mezclada entre tradición y modernidad. Si van directo al casco histórico, les recomiendo usar el tranvía, un autobús pintoresco que hace todo el recorrido en un paseo lleno de alegría, matices y colores de la antigua cultura creole, todo tipo de artesanía, tienditas y chiringuitos. Siempre se verá a la ciudad custodiada por el fervor de sus feligreses gracias a las iglesias que llenan gran parte de sus espacios.
Un lugar que no debemos olvidar es el Castillo de San Carlos de la Barra, monumento histórico nacional construido en el siglo XVII. Para conocerlo, pregunten por la vía de San Rafael del Mojan o tomen una embarcación en la Isla de San Carlos.
Nuestro paseo debe contemplar al Museo General Rafael Urdaneta, Museo Municipal de Artes Gráficas, La Casa Morales, el Museo de Arqueología El Tocuco, El Centro de Bellas Artes y su famoso Teatro Baralt, maravillas culturales que no pueden dejar de conocer en Maracaibo. La Laguna de Sinamaica, refugio de etnias indígenas, representa uno de los lugares con mayor actividad turística en la región.
Por el lado urbano y moderno, Maracaibo cuenta con una interesante oferta comercial llena de galerías y mega malls, y si de alojamiento se trata, hay mucho que ofrecer. El turismo nocturno es muy variado pues Maracaibo es una ciudad de mucha actividad. Los nativos dicen que la mejor época para visitarlos es durante La Feria de La Chinita, la cual se celebra cada 18 de noviembre en honor a Nuestra Señora del Rosario de La Chiquinquirá, al ritmo típico de la ciudad: la famosa Gaita Zuliana.
Sinceramente, no importa la época pues la ciudad es maravillosa, y como dicen mis amigos de la región, quien no conoce Maracaibo no conoce Venezuela. Aventúrense a un viaje con destino marabino y cuando lleguen pregunten cómo se dice: ¿Qué queréis vos? o ¿Vos qué queréis?, los maracuchos le responderán: ¡Como vos queráis!
Julio Arnaldes
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